En Loto del Sur nos apasiona disfrutar cada parte del proceso de creación de nuestros productos. Esta vez nos aventuramos a visitar un lugar donde el calor, la sincronía de los maestros artesanos y la belleza de un trabajo ancestral nos cautivaron. Conoce el proceso del vidrio soplado, el arte que da vida a los vasos de nuestras Velas Artesanales.
Tras una subida empinada por el Barrio Egipto, llegamos a la fábrica artesanal de vidrio soplado, un taller ruidoso que desde muy temprano enciende sus hornos. El frío bogotano de la madrugada desaparece muy pronto en ese lugar, donde nos encontramos con un grupo vigoroso de hombres de toda edad que trabajan en manga sisa y gafas de sol.
La bodega, aunque oscura, se recorre fácilmente con la mirada. Descubrimos que lo que en apariencia es frio, tiene la posibilidad de estar a mucho más de 500 grados centígrados.
Hay mucho movimiento, algunos artesanos atraviesan el taller de lado a lado transportando vidrios rotos a carretilla. Miles de pedazos cortantes de cristal se apilan por colores a la entrada. Transparente, verde, ámbar.
Pronto descubrimos que, aunque a primera vista parece caótico, todo tiene su lugar. La sincronía con la que se mueven los artesanos no permite asumir otra cosa.
El vidrio se transforma radicalmente en segundos. De forma casi imperceptible, un trozo de vidrio afilado se convierte en una esfera aglutinada y brillante al rojo vivo. Luego, con un soplo, esta esfera ardiente se transforma en un recipiente transparente, liviano y frágil.
Un segundo alcanza para descubrir la magia del material, pero también es suficiente para que se escape de nuestra vista el truco.
Milenios de descubrimientos permiten que hoy el vidrio sea el material flexible, mágico y transparente que conocemos. Fueron los Sirios quienes un siglo antes de Cristo, descubrieron el soplado del vidrio, la técnica mediante la cual hemos decidido dar vida al recipiente que contendrá nuestra Vela Artesanal.
Nuestros vasos están hechos con el cuidado y la sincronía de maestros artesanos con tal conocimiento de la técnica, que sólo necesitan de rápidos gestos y movimientos para comunicarse entre ellos, como si fueran engranajes de un gran sistema que tiene un total entendimiento de sí mismo.
La primera estación transforma el cristal ardiente y viscoso en un recipiente tubular hecho a la medida para nuestras velas. Este proceso precisa el soplo continuo del artesano, quien a la vez gira el material para distribuir el aire caliente.
Con el vidrio aun caliente, se deja caer sobre el recipiente una pequeña gota de vidrio fundido. Ésta se aplana por su propio peso y el calor del soplete la calienta lo suficiente para que los surcos de nuestro sello queden marcados con definición.
Luego llega el momento de cortar el recipiente a la medida. Una máquina gira con gran velocidad el vaso mientras la zona de corte se expone a un calor intenso. El vidrio se estira como caramelo y basta con girarlo un par de veces más para que se desprenda la parte sobrante, que pronto es recogida y reciclada para ser parte de alguna nueva obra.
Para finalizar el proceso, la pieza se acomoda en un horno donde el calor disminuye gradualmente durante horas hasta alcanzar la temperatura ambiente. El enfriamiento progresivo aporta a la pieza dureza y consistencia, evitando quiebres.
Con cuidado y uno a uno, nuestros vasos son empacados y se alistan para recibir su contenido: la cera de nuestras velas cuya exquisita formulación hemos trabajado por años, hallando la combinación perfecta entre ceras, pabilos y los más finos perfumes. Nuestras nuevas velas estarán disponibles en tiendas y en lotodelsur.com a partir del 7 de diciembre. ¡No te quedes sin la tuya!
En Loto del Sur nos apasiona disfrutar cada parte del proceso de creación de nuestros productos. Esta vez nos aventuramos a visitar un lugar donde el calor, la sincronía de los maestros artesanos y la belleza de un trabajo ancestral nos cautivaron. Conoce el proceso del vidrio soplado, el arte que da vida a los vasos de nuestras Velas Artesanales.
Tras una subida empinada por el Barrio Egipto, llegamos a la fábrica artesanal de vidrio soplado, un taller ruidoso que desde muy temprano enciende sus hornos. El frío bogotano de la madrugada desaparece muy pronto en ese lugar, donde nos encontramos con un grupo vigoroso de hombres de toda edad que trabajan en manga sisa y gafas de sol.
La bodega, aunque oscura, se recorre fácilmente con la mirada. Descubrimos que lo que en apariencia es frio, tiene la posibilidad de estar a mucho más de 500 grados centígrados.
Hay mucho movimiento, algunos artesanos atraviesan el taller de lado a lado transportando vidrios rotos a carretilla. Miles de pedazos cortantes de cristal se apilan por colores a la entrada. Transparente, verde, ámbar.
Pronto descubrimos que, aunque a primera vista parece caótico, todo tiene su lugar. La sincronía con la que se mueven los artesanos no permite asumir otra cosa.
El vidrio se transforma radicalmente en segundos. De forma casi imperceptible, un trozo de vidrio afilado se convierte en una esfera aglutinada y brillante al rojo vivo. Luego, con un soplo, esta esfera ardiente se transforma en un recipiente transparente, liviano y frágil.
Un segundo alcanza para descubrir la magia del material, pero también es suficiente para que se escape de nuestra vista el truco.
Milenios de descubrimientos permiten que hoy el vidrio sea el material flexible, mágico y transparente que conocemos. Fueron los Sirios quienes un siglo antes de Cristo, descubrieron el soplado del vidrio, la técnica mediante la cual hemos decidido dar vida al recipiente que contendrá nuestra Vela Artesanal.
Nuestros vasos están hechos con el cuidado y la sincronía de maestros artesanos con tal conocimiento de la técnica, que sólo necesitan de rápidos gestos y movimientos para comunicarse entre ellos, como si fueran engranajes de un gran sistema que tiene un total entendimiento de sí mismo.
La primera estación transforma el cristal ardiente y viscoso en un recipiente tubular hecho a la medida para nuestras velas. Este proceso precisa el soplo continuo del artesano, quien a la vez gira el material para distribuir el aire caliente.
Con el vidrio aun caliente, se deja caer sobre el recipiente una pequeña gota de vidrio fundido. Ésta se aplana por su propio peso y el calor del soplete la calienta lo suficiente para que los surcos de nuestro sello queden marcados con definición.
Luego llega el momento de cortar el recipiente a la medida. Una máquina gira con gran velocidad el vaso mientras la zona de corte se expone a un calor intenso. El vidrio se estira como caramelo y basta con girarlo un par de veces más para que se desprenda la parte sobrante, que pronto es recogida y reciclada para ser parte de alguna nueva obra.
Para finalizar el proceso, la pieza se acomoda en un horno donde el calor disminuye gradualmente durante horas hasta alcanzar la temperatura ambiente. El enfriamiento progresivo aporta a la pieza dureza y consistencia, evitando quiebres.
Con cuidado y uno a uno, nuestros vasos son empacados y se alistan para recibir su contenido: la cera de nuestras velas cuya exquisita formulación hemos trabajado por años, hallando la combinación perfecta entre ceras, pabilos y los más finos perfumes. Nuestras nuevas velas estarán disponibles en tiendas y en lotodelsur.com a partir del 7 de diciembre. ¡No te quedes sin la tuya!
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