Ron de Bahía, un secreto de navegantes solo para hombres

La historia del Ron de Bahía es tan curiosa como la fragancia misma. Tuvo como principal escenario los interminables viajes transatlánticos que se efectuaban durante el siglo XVI, en los cuales los marineros, para minimizar los rigores del viaje, descubrieron que al frotarse con hojas de bayrum o Pimenta Racemosa*, proporcionaban a su cuerpo un agradable y refrescante aroma.

 

Es así que este procedimiento se hizo costumbre entre la gente de mar, hasta que a alguien se le ocurrió preparar una maceración de la hojas para extraer al máximo sus esencias, eligiendo como base de esta preparación al ron, una bebida cada vez más popular por aquellos tiempos. Así nació el Ron de Bahía.

En el siglo XVI la fragancia era popular a través de todo el Caribe y América, pero no fue hasta que llegó a Dinamarca que se hizo realmente famosa, cuando el químico A. H. Riise haciendo una doble destilación otorgó a la fragancia un tono más sofisticado permitiendo una mejor adición de aceites cítricos y especias tales como clavo, cardamomo y canela. Al propagarse por Europa empezó también a fabricarse con Laurel de la India, ya que tenía propiedades aromáticas muy similares a la Pimenta Racemosa. Desde entonces el Ron de Bahía ha sido esencial en las barberías y en los gabinetes de los baños alrededor del mundo, y aún hoy en día se utiliza para refrescar la piel después de una afeitada pues además de tener un agradable aroma, funciona como un potente antiséptico y suavizante de la piel.

En Loto del Sur hemos querido revisitar este clásico agregándole notas de frescas, verdes y refrescantes de Petit Grain y Bergamota, y notas de fondo de Tonka y Vetiver que le realzan toda su sofisticación y misterio.

* Las hojas de este árbol Originario de las Antillas y la Guyana, contienen una gran cantidad de aceite esencial de aroma vivo, especiado y fresco. Además de su uso en perfumería, sus propiedades aroma terapéuticas son múltiples. Se utiliza para activar la circulación y calentar las extremidades, evitando resfriados y aliviando dolores musculares. Trasforma la apatía y la indiferencia en entusiasmo, e infunde el coraje y la energía necesarias para pasar a la acción. ¡Por algo el Ron de Bahía es el secreto de los navegantes!